Terapia Gestalt


La terapia Gestalt forma parte de la psicología humanista y su objetivo es desarrollar el máximo potencial de la persona.
Se caracteriza por acompañar al paciente en un irse “ dando cuenta “ de lo que acompaña a su vida y el modo en el que el paciente se desenvuelve y relaciona en los diferentes ámbitos de la misma; relaciones laborales, familiares, de pareja, etc…
Centra al paciente en lo que siente y piensa, en el aquí y ahora, para que poco a poco vaya despertando la conciencia sobre sí mismo, sobre sus actos y su ser.

El terapeuta tiene como objetivo crear un ambiente de confianza en el que el paciente llegue adquirir una mejor visión de la realidad, mejorar la escucha interna y alinear pensamiento, emoción y acción, de modo que se vaya responsabilizando de todo cuando ocupa su vida, y desde ahí pueda ir ubicándose de forma más libre e independiente en la misma, dando paso una existencia más plena y real.

Laura Perls la define como una terapia fenomenológica, existencial y vivencial; Fenomenológica, porque se basa en lo obvio, es decir, en la información que nos llega desde nuestros sentidos (vista, oído, olfato, gusto y tacto). Estar atentos a esto nos lleva a estar en el aquí y ahora.
Existencial, por que acaba convirtiéndose para el paciente y para el terapeuta en un modo de vida, en una forma de hacer y estar en la misma que nos ayuda a resolver nuestra existencia en los momentos de crisis.
 
Vivencial, porque no basa el cambio en el razonamiento y el análisis de las situaciones. Solamente es a través de la experiencia estando plenamente en la vida, compartiendo la misma con los otros es como nosotros sabemos de nuestra forma de hacer.
Al sabernos rechazados o aceptados vamos descubriendo nuestras necesidades y desde ahí el modo de satisfacerlas.
Para ello es necesario ser conscientes de que no somos mente, emociones y cuerpo sino somos una totalidad y por lo tanto tener conciencia de esta totalidad nos ayuda a reconocernos.
 
“ LA VIDA ES PROCESO Y VIVIRLA ES TODO LO QUE NECESITO PARA MANTENER EL FLUJO “
Claudio Naranjo

Terapia corporal integrativa


En el momento de nuestro nacimiento venimos al mundo dotados de una energía propia y única para ayudarnos a caminar por la vida y hacer frente a la misma. Venimos con el ánimo de disfrutarla y no de sufrirla.
A lo largo de nuestros primeros años de vida vamos perdiendo esta energía, pronto entramos en conflicto con nosotros mismos y con nuestro entorno, al darnos cuenta de que no se nos admite tal y como somos.

Esta nueva puesta en escena significa abandonar a nuestro yo real dando paso a un yo que reprime sus emociones hasta el punto de dejar de conectar con ellas, un yo que desde la negación de sus emociones se mantiene lejos de sus necesidades reales lo que le va ha impedir experimentar la vida de forma profunda y sincera.

 En la gran mayoría de los casos esto viene acompañado de un enorme sentimiento de soledad, de miedo y de desconfianza en los otros, todo ello envuelto en la frustración y el sufrimiento que esto comporta en la vida. Por lo general esto nos lleva a adoptar posturas frente a los otros de desafío, arrogancia, agresividad, etc.

Así, poco a poco, vamos reprimiéndonos y creando lo que William Reich definió como coraza muscular o coraza caracterial. La coraza caracterológica se desarrolla como resultado del conflicto entre las demandas instintivas y el mundo exterior frustrante, por el temor consciente o inconsciente al castigo.
El objetivo del trabajo corporal es restablecer la conexión con el flujo natural de la energía de cada uno de nosotros.
El terapeuta corporal acompaña al paciente en este camino a restablecer el equilibrio y la flexibilidad corporal que le lleve al reconocimiento de su propia necesidad y desde ahí a la integración y armonización de la vida física, mental emocional y espiritual.
El terapeuta ayuda al paciente a indagar en sus resistencias y desbloquearlas, ayuda a reconocer su necesidad, a que sea capaz de reír o llorar, de mostrar su dolor o su alegría, a decir esto lo quiero y esto no, en definitiva, a ser auténtico sin miedo a ser rechazado.
Llegados a este punto el paciente irá tomando conciencia de sus potenciales personales, potenciales que le ayudaran al desarrollo de una serie de recursos con los que poder hacer frente a la vida, a los retos y dificultades de esta, de una forma mas segura y equilibrada.

La seguridad y el equilibrio vienen dadas desde la capacidad del paciente para darse autoapoyo y confianza en sí mismo, a aceptarse tal y como es, o, lo que es lo mismo, a AMARSE.
En el momento en el que se van desbloqueando diferentes zonas del cuerpo y se normaliza el fluir natural de la energía, el cuerpo va tomando nuevos registros esta vez venidos desde la conciencia de sí mismo, del mismo modo que el cuerpo ha podido significar una traba en nuestro caminar del día a día , una vez sanadas las heridas será nuestro mejor guía, si aprendemos a escucharlo no habrá modo de engañarnos.

Eneagrama


El eneagrama es una herramienta de conocimiento que viene representado en un diagrama de nueve puntas (ennea = nueve) que simbolizan 9 tipos de personalidad y su relación con el mundo.
Cada eneatipo tiene una visión del mundo a la que corresponde una pasión dominante que gobierna nuestra manera de hacer, el miedo frente a la vida y los deseos y una fijación cognitiva que quedó grabada en nosotros y configuró una máscara frente a los otros con la que acabamos identificándonos y alejándonos cada vez más de quiénes somos.

El objetivo principal del trabajo con el eneagrama es el autoconocimiento profundo del que se derivará la autoaceptacion y que servirá como base para trabajar en el desarrollo personal. Ser conscientes de los motores que nos mueven a actuar y de nuestros miedos nos facilita una nueva visión de nosotros mismos y abre un mundo de posibilidades en cuanto a nuestro desarrollo.

“La base de todo sufrimiento humano es la pérdida del Ser, o sea, la ausencia de la experiencia directa con nuestra Esencia”
Dr. Claudio Naranjo

Cristales


Nuestro cuerpo contiene el registro de nuestras vivencias, que se mantienen vigentes mas allá del tiempo, aunque no las recordemos.

Dichas vivencias conforman un mapa propio de modo de pensar y hacer que dan lugar a diferentes modos de relacionarnos y tomar la vida.

Los cristales y minerales desde su propia conciencia ayudan a que dicho registro emerjan a la conciencia del paciente, colocados sobre Chacras y otras partes del cuerpo llevan al paciente a un estado de profunda relajación; cristales y minerales nos ayudan a enfocarnos en aquello en lo que trabajar, mostrándonos todo el panorama de nuestra vida. Ellos amplifican la energía propia de cada uno de nosotros de modo que conectemos con el reconocimiento de nuestra parte mas esencial.

Al igual que el violonchelista va deslizando sus dedos por las cuerdas del violonchelo, buscando diferentes tonos que consigan hacerlas vibrar y resonar entre si, de modo que desde la melodía de su cuerpo emerja el sonido de su alma. Yo, como terapeuta, busco que el paciente resuene consigo mismo para encontrar la unidad de nuevo, aflojando o tensando las cuerdas según el momento vital de cada paciente, o lo que es lo mismo apoyando o confrontando lo que el paciente trae a consulta.